Es un compuesto químico que se utilizó en transformadores eléctricos. Está incluido dentro de los doce contaminantes más peligrosos del planeta. En contacto con el hombre puede provocar cáncer.
El bifenilo ploriclorado (PCB) es un compuesto químico formado por cloro, carbón e hidrógeno. Fue sintetizado por primera vez en 1881. El PCB es resistente al fuego, muy estable, no conduce electricidad y tiene baja volatilidad a temperaturas normales. Éstas y otras características lo han hecho ideal para la elaboración de una amplia gama de productos industriales y de consumo.
Estas mismas cualidades hacen al PCB peligroso para el ambiente, especialmente su resistencia extrema a la ruptura química y biológica a través de procesos naturales.
Irónicamente, su estabilidad química, que ha contribuido a su uso industrial extenso, es también uno de los aspectos que causa la preocupación más grande. Esta resistencia inusual, más su tendencia a permanecer y acumularse en organismos vivos, genera la presencia de PCB en el ambiente y una amplia dispersión con sus consecuentes efectos.
Experimentos de laboratorio y otros estudios han intentado determinar los efectos que producen los PCB´s en la salud de los seres humanos. Los científicos convienen en que es poco probable que la baja exposición a los PCBs a corto plazo genere lesiones serias. Sin embargo, la mayoría coincide sobre los efectos adversos provocados por la exposición a largo plazo, incluso en concentraciones bajas.
Los PCBs pueden ingresar en el cuerpo a través del contacto de la piel, por la inhalación de vapores o por la ingestión de los alimentos que contengan residuos del compuesto.
El efecto más común es el “chloracne”, una condición dolorosa que desfigura la piel, similar al acné adolescente. También pueden provocar daños en el hígado y la Organización Mundial de la Salud comprobó, además, que el PCB es cancerígeno.
Todavía se encuentran transformadores de baja y media tensión que contienen aceite refrigerante de PCB y que, en muchos casos, chorrean ese lubricante por falta de mantenimiento. La liberación del aditivo con PCB contamina el suelo, las * napas y el agua. No sólo de un barrio sino de toda la zona porque una de las características del PCB es que se desparrama con facilidad. Pero el principal riesgo ocurre si los transformadores explotan o se prenden fuego, en ese caso, el PCB se transforma en un producto químico denominado dioxina, producida a través de la combustión.
Las dioxinas son las sustancias más dañinas que se conocen. Son cinco millones de veces más tóxicas que el cianuro y se ha comprobado que son cancerígenas.
El PCB se utilizaba como refrigerante de transformadores pero en 1976, luego de un accidente, fue prohibido en Estados Unidos y Europa. Hoy existen alternativas al PCB mucho más seguras como los aceites de silicón o ciertos tipos de aceite mineral dieléctricos. Hoy se utilizan transformadores secos para reemplazar a los que necesitaban refrigerantes líquidos.
* Napas. Las napas son capas de agua subterránea ubicadas a diferentes alturas en el subsuelo.
Historia del PCB
Su uso masivo comenzó en la década del 50. Durante años se desconoció su peligrosidad. Fue prohibido en casi todo el mundo luego de varios incidentes. Sin embargo, hoy, se sigue manipulando con negligencia y sin controles suficientes.
Aunque fue sintetizado por primera vez en 1881, la producción comercial de PCB comenzó en los Estados Unidos en 1929 en respuesta a la necesidad de la industria eléctrica de un líquido refrigerante y aislante más seguro para los transformadores y condensadores industriales.
También fueron utilizados como líquidos hidráulicos; como capas superficiales para el papel copia sin carbono; como plastificantes en sellantes, resinas sintetizadas, cauchos, pinturas, ceras y asfaltos; y como retardadores de llamas en aceites lubricantes. Sin embargo, fue a partir de 1950 cuando comenzó su uso masivo.
Durante los primeros 25 años de aplicación, no generó preocupaciones hasta que en 1968, en Japón, se contaminó aceite de arroz con estos compuestos. Los niños nacidos de madres que habían ingerido el aceite se caracterizaron por la pigmentación oscura de su piel, bajo peso al nacer, párpados hinchados e irrupción temprana de los dientes. Además, 1200 personas se envenenaron.
En el mismo país, otro incidente con PCB provocó niños hipotónicos y de bajo coeficiente intelectual. Algo semejante sucedió en Taiwan y en Estados Unidos, donde los nenes nacidos de madres que habían comido pescado de los lagos de Michigan, contaminado con bifenilos policlorinados, tenían mala memoria, un coeficiente intelectual bajo para su edad y la visión disminuida.
Estos acontecimientos pusieron la mirada sobre el PCB. En 1973, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo impulsó a todos los países miembro a limitar el uso de PCB y a desarrollar mecanismos de control. Hacia 1977 su fabricación y aplicación fue prohibida en Canadá.
Un año antes, tanto en Europa como en Estados Unidos se prohibió la producción y comercialización de estas sustancias. No así en el resto de los países.
En 1985 se produjo un derrame de PCB que era transportado cerca de Kenora, Ontario, poniendo nuevamente a este químico en el candelero. A partir de allí se dispusieron normas estrictas para el transporte seguro de este material peligroso.
Estos incidentes llevaron a la Monsanto Company, único fabricante de PCB en Estados Unidos, a frenar su producción voluntariamente.
Estados Unidos emprendió un acelerado programa de eliminación de equipos que contengan PCB. Bajo la actual legislación canadiense, el sistema eléctrico existente que contiene PCB debe reemplazarse cuando complete su vida útil. En tanto, el mantenimiento, el control y la vigilancia de estos productos es muy estricta. Los gobiernos provinciales y federales deben asegurar el uso correcto de estos equipos.
A nivel mundial se realizan reuniones para determinar los plazos para la eliminación total de estas sustancias.
El desconocimiento de su peligrosidad produjo un manejo sin ningún tipo de precauciones. Por esto, grandes volúmenes de PCB se han introducido en el ambiente a través de la incineración abierta o incompleta; por la vaporización de pinturas, de capas y de plásticos por la entrada o salida directa en alcantarillas, vaciándolos en sitios no seguros; y por otras técnicas que no destruyeron el material. A pesar de las regulaciones, algunos PCBs se siguen vaciando ilegalmente, con total ignorancia y negligencia.
Ley 24-051 de residuos peligrosos
Rige desde fines de enero de 1992. Define qué son los residuos peligrosos, los tratamientos y su eliminación. Además tiene un glosario que ayuda a su interpretación. El PCB está incluido dentro de esta categoría. El decreto 831/93 completa su reglamentación.
La ley de residuos peligrosos fue publicada en el Boletín Oficial el 17 de enero de 1992. Desde ese entonces determina en su artículo segundo que será considerado peligroso, “todo residuo que pueda causar daño, directa o indirectamente, a seres vivos o contaminar el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general”.
La ley 24.051 excluye a los residuos domiciliarios, radiactivos y los derivados de las operaciones normales de los buques, que se regirán por leyes especiales y convenios internacionales.
Específicamente, en el glosario que contiene, se denomina residuo peligroso “a todo material que resulte objeto de desecho o abandono y pueda perjudicar en forma directa o indirecta, a seres vivos o contaminar el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general; y cualquiera de los indicados expresamente en el Anexo I de la Ley N° 24.051 o que posea alguna de las características enumeradas en el Anexo II de la misma Ley”.
Dentro del Anexo I, la ley enumera desechos como los resultantes de la atención médica prestada en hospitales, centros médicos y clínicas para salud humana y animal; desechos que contengan cianuros; residuos resultantes de las operaciones de eliminación de desechos industriales; desechos que tengan compuestos de arsénico; cianuros inorgánicos; compuestos fenólicos, con inclusión de los clorofenoles. Concretamente se refiere a sustancias y artículos de desecho que contengan o estén contaminados por bifenilos policlorados (PCB), trifenilos policlorados (PCT) o bifenilos polibromados (PBB), entre otros 45 compuestos.
La ley, también hace referencia a las sustancias tóxicas, tanto de efectos retardados como crónicos, que, de ser aspirados o ingeridos, o de penetrar en la piel puedan causar efectos nocivos, incluso la carcinogenia. Este es el caso del PCB, sustancia a la que la Organización Mundial de la Salud ha calificado como un desencadenante del cáncer.
El PCB queda incluido en la categoría de los ecotóxicos, ya que, según la ley, es una sustancia o desecho que, al liberarse, puede tener efectos adversos inmediatos o retardados en el medio ambiente debido a la bioacumulación o los efectos tóxicos en los sistemas bióticos.
El Artículo 48 indica que “los generadores de residuos peligrosos deben brindar información valiosa por escrito” a las autoridades competentes y al responsable de la planta, sobre sus residuos, para poder “disminuir los riesgos, para el conocimiento más exacto sobre los residuos de su propiedad que se vayan a tratar o disponer y con el fin de que el operador de la planta decida sobre el tratamiento más conveniente”.
Dentro de los procesos de eliminación de residuos peligrosos se incluye la incineración: un procedimiento de oxidación térmica a alta temperatura en el cual este tipo de desechos son convertidos, en presencia de oxígeno, en gases y residuales sólidos incombustibles. Los gases generados deben ser emitidos a la atmósfera previa limpieza de gases y los residuales sólidos deben depositarse en un relleno de seguridad.
El Decreto 831/93
Este decreto, de aplicación nacional, reglamenta la ley de residuos peligrosos desde mayo de 1993. En él se puede encontrar la definición de toxicidad. Una característica que identifica a aquellos residuos o a productos metabólicos que “poseen la capacidad de, a determinadas dosis, provocar por acción química o químico-física un daño en la salud, funcional u orgánico, reversible o irreversible, luego de estar en contacto con la piel o las mucosas o de haber penetrado en el organismo por cualquier vía”.
También se diferencia entre toxicidad aguda, donde el efecto se manifiesta luego de una única administración; toxicidad subaguda o subcrónica, que provoca consecuencias luego del contacto con el material durante un período limitado como por ejemplo de 1 a 3 meses. La toxicidad crónica es aquella en la que las secuelas se evidencian luego de una administración o contacto durante períodos mucho más prolongados.
Las determinaciones de toxicidad se pueden subdividir en dos grandes categorías: toxicidad humana y ecotoxicidad. En la primera se puede diferenciar la toxicidad oral; por inhalación; por penetración dérmica; o por irritación dérmica. En la segunda se distingue la toxicidad en el ambiente acuático de la del ambiente terrestre.
La eliminación
El anexo III de la ley se refiere a la eliminación de residuos peligrosos. Por un lado, existen “operaciones que no pueden conducir a la recuperación de recursos, el reciclado, la regeneración, la reutilización directa u otros usos”. En la sección A se muestran este tipo de operaciones que incluyen los depósitos dentro o sobre la tierra como los rellenos; la inyección profunda en pozos, domos de sal o fallas geológicas naturales; y la incineración en tierra o en mar, entre otras 15 posibilidades.
Por otra parte, para ley, existen operaciones que pueden conducir a la recuperación de recursos, el reciclado, la regeneración, reutilización directa. La sección B comprende todas las operaciones con respecto a materiales que son considerados jurídicamente como desechos peligrosos como la utilización de estas sustancias como combustible (que no sea en la incineración directa) u otros medios de generar energía; el reciclado o recuperación de sustancias orgánicas que no se utilizan como disolventes y la regeneración u otra reutilización de aceites usados, entre otros métodos de reciclaje.
Para quienes no cumplan con las normas de seguridad, la ley prevé multas que se determinan en cada caso en particular y que la Secretaría de Medio Ambiente utiliza para solventar sus gastos.
Los efectos que el PCB causa en la salud
Se ha demostrado que el PCB puede causar una gran variedad de efectos adversos sobre la salud.
Está comprobado que en los animales causa cáncer, además de trastornos en el sistema inmunológico, reproductivo y nervioso.
– Diversos estudios sostienen la teoría de que el PCB causa cáncer en los animales. También se comprobó que en los seres humanos puede provocar la misma enfermedad. Los análisis realizados en trabajadores expuestos al PCB fueron preocupantes: se descubrieron casos de cáncer de hígado y la presencia de melanomas malignos. De esta manera, se confirmaría que el PCB tenga riesgos cancerígenos para los seres humanos.
– El PCB tiene efectos tóxicos en los animales. Afecta el sistema nervioso, inmunológico, reproductivo y endocrinológico.
– Los trastornos inmunológicos que se producen por exposición al PCB se han estudiado en los monos macacos de la India y en otros animales. Es importante observar que el sistema inmunológico de estos monos y de los seres humanos es muy similar. Las investigaciones revelaron que la exposición al PCB puede causar una gran cantidad de efectos sobre el sistema, como una disminución del tamaño de la glándula timo en los monos pequeños, una reducción de la defensa inmunológica y afecta en la creación de anticuerpos. Cuando se debilita el sistema inmunológico, el individuo es más susceptible a contraer neumonía e infecciones virales. Si el sistema inmunológico está afectado, el organismo está más expuesto a contraer cáncer. Estos trastornos también se observaron en los humanos que consumieron aceite de arroz contaminado.
– Los efectos sobre el sistema reproductivo se han estudiado en varios animales, entre los que se encuentran los monos macacos de la India, las ratas y los visones. Se encontraron varios trastornos en los animales que se analizaron. En primer lugar, se redujo el peso de la cría al nacer y disminuyeron los índices de fecundación y la tasa de natalidad. Los estudios también se llevaron a cabo en humanos, en especial en mujeres que trabajaron en contacto con el PCB. En estos casos se observó una disminución del peso al nacer y del tiempo de gestación.
– Los efectos del PCB sobre el sistema nervioso han sido estudiados en monos y en otros animales. Los monos recién nacidos presentaron un déficit muy importante en el desarrollo neurológico, incluyendo el reconocimiento visual, la capacidad de memoria a corto plazo y las aptitudes para aprender e incorporar conocimientos. Estos estudios se basaron los restos de PCB encontrados en la leche materna humana. Los resultados de las investigaciones realizadas en los seres humanos han sido similares a los trastornos encontrados en los monos. Estas semejanzas comprueban los trastornos que el PCB puede causar en el comportamiento humano.
– Está demostrado que el PCB causa trastornos en el sistema endocrinológico. Disminuye el nivel de la hormona tiroides, la cual es fundamental para el crecimiento y desarrollo normal. Se ha demostrado que los roedores presentaron trastornos en la audición. En estudios realizados en los Países Bajos y Japón, se ha relacionado la contaminación con PCB con la disminución del nivel de la hormona tiroides.
– Otros efectos del PCB que no tienen relación con el cáncer, son las alteraciones cutáneas y oculares encontradas en animales y seres humanos. También se encontró toxicidad en el hígado de los roedores. El aumento de la presión arterial, los triglicéridos y el colesterol también fueron relacionados con la contaminación con PCB en seres humanos.
Leucemia: una enfermedad que afecta a los chicos.
La leucemia es la segunda causa de muerte en los niños. Las causas de la enfermedad pueden deberse tanto a factores endógenos como exógenos.
La leucemia linfoblástica es el cáncer de la sangre. Esta enfermedad se manifiesta cuando los glóbulos blancos crecen en forma desordenada y ocupan lugares que no les corresponden.
La leucemia no es hereditaria, no se transmite de la madre al hijo, ni es contagiosa. Sí hay varios predisponentes genéticos que pueden hacer que haya gente más propensa que otra a padecer esta enfermedad. En los chicos, la leucemia es la segunda causa de muerte después de los accidentes. Éste es el tipo de cáncer más frecuente, junto con los tumores en el sistema nervioso.
Existen dos picos de incidencia en que los niños pueden manifestar esta enfermedad: en los primeros cuatro años de vida y alrededor de los ocho. Los chicos pueden tener varios síntomas, depende del momento del nivel de evolución al que lleguen. Suelen presentar anemia leve, cansancio, palidez, dolor en las piernas y los huesos, aumento del tamaño del hígado, del vaso, de los ganglios y aparición de hematomas en el cuerpo.
Para entender mejor cómo es la enfermedad:
Una célula que se llama linfocito pierde el control y crece desordenadamente, sin que nada ni nadie la pueda frenar. La leucemia es la proliferación anormal de linfocitos. Al ocupar el lugar de las células normales, ocupan la médula ósea, lugar en el que se fabrica la sangre. En vez de producir glóbulos rojos, blancos y otras células, producen nada más que células malignas que no dejan que crezcan las demás.
La leucemia aumentó mucho en estos últimos años, pero no porque sea una enfermedad que ahora aparece más, sino porque hay más industrialización. Entonces, debe haber algún factor exógeno que está afectando. Evidentemente por algo crece la cantidad de chicos con leucemia.
Los causales de la enfermedad pueden deberse a múltiples factores, los cuales no sólo son endógenos, sino también exógenos. El único factor exógeno que se comprobó que por si sólo puede provocar leucemia es la radioactividad, como ocurrió en Hiroshima y Nagasaki y en Chernobyl. Allí, se comprobó que hubo una alteración en los glóbulos blancos producida directamente por la radiación. Es por eso que en otros casos se recomienda estudiar otros agentes que pueden contribuir para que la enfermedad se manifieste.
Según cada persona y cada caso en particular, los productos cancerígenos o leucemiantes pueden provocar mutaciones o alteraciones dentro del genoma y predisponer un desorden en la célula para que crezca y no tenga control. En la actualidad, el 70 por ciento de los chicos con leucemia se cura luego de someterse a un tratamiento.
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